Aniversario de William Shakespeare
Ser Shakespeare
DONDE CON UN GRACIOSO ARTIFICIO SE ENTRA EN EL GLOBE DE LONDRES
ESTUDIO INTERACTIVO DE HAMLETCLAVES PARA EL COMENTARIO DE HAMLET
Hamlet
es
la tragedia de la venganza y de la duda; en ella se plantea el
conflicto interior del protagonista y la venganza como medio para
restituir el orden político y moral
Podemos
afirmar que la producción dramática de Shakespeare inicia una nueva
concepción teatral,
que
se convertirá en el punto de partida del moderno teatro inglés.
Estas son algunas de sus
características
principales.
1.
Mantiene
los cinco actos de la tradición clásica, pero no se somete a las
unidades de
lugar,
tiempo
y acción. Puede mezclar prosa y verso y, también elementos
novelescos, trágicos y
cómicos
(la actitud humorística de los sepultureros contrasta con el lugar
en que se encuentran).
La
mezcla de géneros permite el contraste permanente entre la gracia y
el desastre, entre el
humor
y el drama. La alternancia de lo cómico con lo trágico puede darse
casi de forma
irreverente,
debido a la yuxtaposición (hay elementos bufonescos un momento antes
o después
de
un clímax trágico)
2.
No obstante, la poética teatral de Shakespeare toma elementos
fundamentales de la tragedia clásica:
el tema de la fatalidad encadena los distintos acontecimientos
(muerte de Polonio ,enloquecimiento y suicido de Ofelia, venganza de
Hamlet); el patetismo se aprecia en las intervenciones angustiosas y
muertes sucesivas; la catarsis purificadora explora en las
emociones
del espectador.
3.
El
diálogo con otras tradiciones teatrales enriquece
la visión teatral de Shakespeare. La
influencia
del teatro italiano se aprecia en las historias, anécdotas y
argumentos, en la aparición
de
elementos fantásticos y en la continuidad de la figura del «payaso»
(sepulturero).
Coincide
con el teatro barroco en el uso de recursos retóricos y en la
crítica de la estupidez
cortesana.
4.
Sus
obras se caracterizan por una gran
perfección técnica en
los múltiples aspectos del signo
teatral:
trama, lenguaje, personajes, signos escénicos.
5.
Las
tramas e historias teatrales son complejas y
están desarrolladas y resueltas con gran
maestría,
apoyándose en una poderosa imaginación (con elementos de magia o
fantasía) y en el
uso
de la violencia. Desarrolla varias líneas de tramas (referidas al
poder, al amor y a las
rivalidades)
y altera la idea de quién va a ser el protagonista.
6.
En su obra domina el gusto por lenguaje (la frase brillante, el
retruécano ingenioso o la
comparación
sublime). El tejido textual funde con gran precisión elementos
dramáticos y
líricos,
lo que proporciona un texto de gran
riqueza retórica:
Hamlet
es
una obra repleta de
recursos
retóricos, calambures, retruécanos y juegos de palabras (por tanto
es una obra
conceptista
que muestra usos lingüísticos similares a los de Quevedo, Góngora
y otros). El
dominio
extraordinario de la lengua inglesa le permite abarcar con maestría
desde la expresión
más
exquisita y sublime hasta el gracejo del habla popular, pasando por
el cinismo exagerado o
el
lirismo manifiesto de La
tempestad.
7.
Los personajes hacen comentarios
de índole lingüística,
reflexionando sobre el estilo y
lenguaje
de la obra. Hamlet es un príncipe versado en las artes retóricas
(maestro en
comparaciones
y metáforas), que se burla de Osric por su lenguaje alambicado y sus
modales
afectados;
Polonio es incapaz de deshacerse de la retórica cortesana por más
que lo intente, y
Shakespeare
lo convierte despiadadamente en un personaje cómico que se enreda en
sus
propias
filigranas retóricas.
8.
Shakespeare es un profundo conocedor
del alma humana:
de las pasiones del hombre y de sus diferentes sentimientos y
emociones. Gracias a este conocimiento construye personajes
complejos
y conflictivos,
la mayoría de ellos dotados de una inconfundible humanidad y
profundidad
filosófica. De ahí proviene la intemporalidad de su obra y su
pervivencia como
una
de las cumbres universales del arte. Sus criaturas se convertirán en
personajes universales,
al
encarnar con hondura las pasiones más arrebatadoras —duda,
indecisión y venganza
(Hamlet),
amor y celos (Otelo), envidia, ambición (Macbeth), abandono del
padre, pasión filial
TEXTOS
Ofelia
¿Cómo
os habéis sentido, señor, en todos estos días?
Hamlet
Muchas
gracias. Bien.
Ofelia
Conservo
en mi poder algunas expresiones vuestras, que deseo restituiros mucho
tiempo ha, y os pido que ahora las toméis.
Hamlet
No,
yo nunca te di nada.
Ofelia
Bien
sabéis, señor, que os digo verdad. Y con ellas me disteis palabras,
de tan suave aliento compuestas que aumentaron con extremo su valor,
pero ya disipado aquel perfume, recibidlas, que un alma generosa
considera como viles los más opulentos dones, si llega a entibiarse
el afecto de quien los dio. Vedlos aquí.
Hamlet
¡Oh!
¡Oh! ¿Eres honesta?
Ofelia
Señor...
Hamlet
¿Eres
hermosa?
Ofelia
¿Qué
pretendéis decir con eso?
Hamlet
Que
si eres honesta y hermosa, no debes consentir que tu honestidad trate
con tu belleza.
Ofelia
¿Puede,
acaso, tener la hermosura mejor compañera que la honestidad?
Hamlet
Sin
duda ninguna. El poder de la hermosura convertirá a la honestidad en
una alcahueta, antes que la honestidad logre dar a la hermosura su
semejanza. En otro tiempo se tenía esto por una paradoja; pero en la
edad presente es cosa probada... Yo te quería antes, Ofelia.
Ofelia
Así
me lo dabais a entender.
Hamlet
Y
tú no debieras haberme creído, porque nunca puede la virtud
ingerirse tan perfectamente en nuestro endurecido tronco, que nos
quite aquel resquemor original... Yo no te he querido nunca.
Ofelia
Muy
engañada estuve.
Hamlet
Mira,
vete a un convento, ¿para qué te has de exponer a ser madre de
hijos pecadores? Yo soy medianamente bueno; pero al considerar
algunas cosas de que puedo acusarme, sería mejor que mi madre no me
hubiese parido. Yo soy muy soberbio, vengativo, ambicioso; con más
pecados sobre mi cabeza que pensamientos para explicarlos, fantasía
para darles forma, ni tiempo para llevarlos a ejecución. ¿A qué
fin los miserables como yo han de existir arrastrados entre el cielo
y la tierra? Todos somos insignes malvados; no creas a ninguno de
nosotros, vete, vete a un convento... ¿En dónde está tu padre?
Ofelia
En
casa está, señor.
Hamlet
Sí,
pues que cierren bien todas las puertas, para que si quiere hacer
locuras, las haga dentro de su casa. Adiós.
Ofelia
¡Oh!
¡Mi buen Dios! Favorecedle.
Hamlet
Si
te casas quiero darte esta maldición en dote. Aunque seas un hielo
en la castidad, aunque seas tan pura como la nieve; no podrás
librarte de la calumnia. Vete a un convento. Adiós. Pero... escucha:
si tienes necesidad de casarte, cásate con un tonto, porque los
hombres avisados saben muy bien que vosotras los convertís en
fieras... Al convento y pronto. Adiós.
Ofelia
¡El
Cielo, con su poder, le alivie!
Hamlet
He
oído hablar mucho de vuestros afeites y embelecos. La naturaleza os
dio una cara y vosotras os hacéis otra distinta. Con esos
brinquillos, ese pasito corto, ese hablar aniñado, pasáis por
inocentes y convertís en gracia vuestros defectos mismos. Pero, no
hablemos más de esta materia, que me ha hecho perder la razón...
Digo sólo que de hoy en adelante no habrá más casamientos; los que
ya están casados (exceptuando uno) permanecerán así; los otros se
quedarán solteros... Vete al convento, vete.
MONÓLOGO SER O NO SER
Hamlet.- Ser o no ser: he aquí la grande duda.
¿Cuál es más noble? ¿Presentar el pecho
de la airada fortuna a las saetas,
o tomar armas contra un mar de azares
y acabar de una vez?... Morir... Dormirse...
Nada más, y escapar en sólo un sueño
a este dolor del alma, al choque eterno
que es la herencia del alma en esta vida.
¿Hay más que apetecer?... Morir... Dormirse...
¡Dormir?!... Tal vez soñar... Ahí está el daño.
porque ¿quién sabe los horribles sueños
que pueden azorar en el sepulcro
al infeliz que se abrió camino
de entre el tumulto y confusión del mundo?
A este recelo sólo, a este ¿quién sabe?,
debe su larga vida la desgracia;
si no, ¿quién tolerara los reveses
y las burlas del tiempo? ¿La injusticia
del opresor y el ceño del soberbio?
¿Las ansias de un amor menospreciado?
¿La dilación de la justicia?... ¿El tono
e insolente desdén de los validos?
¿Los desaires que el mérito paciente
tiene que devorar... cuando una daga,
siempre a su alcance, libertarle puede
y sacarlo del afán?... ¿Quién sufriría
sobre su cuello el peso que le agobia,
gimiendo y jadeando hora tras hora,
sin ver el fin, a no ser que el recelo
de hallar que no concluye en el sepulcro
la penosa jornada... que aún se extiende
a límites incógnitos, de donde
nadie volvió jamás... confunde al alma
y hace que sufra conocidos males
por no arrojarse a los que no conoce?
Esa voz interior, esa conciencia,
nos hace ser cobardes: ella roba
a la resolución el sonrosado
color nativo, haciéndola que cobre
la enferma palidez del miramiento;
y las empresas de más gloria y lustre,
al encontrarla, tuercen la corriente
y se evaporan en proyectos vanos.
Hamlet.- Ser o no ser: he aquí la grande duda.
¿Cuál es más noble? ¿Presentar el pecho
de la airada fortuna a las saetas,
o tomar armas contra un mar de azares
y acabar de una vez?... Morir... Dormirse...
Nada más, y escapar en sólo un sueño
a este dolor del alma, al choque eterno
que es la herencia del alma en esta vida.
¿Hay más que apetecer?... Morir... Dormirse...
¡Dormir?!... Tal vez soñar... Ahí está el daño.
porque ¿quién sabe los horribles sueños
que pueden azorar en el sepulcro
al infeliz que se abrió camino
de entre el tumulto y confusión del mundo?
A este recelo sólo, a este ¿quién sabe?,
debe su larga vida la desgracia;
si no, ¿quién tolerara los reveses
y las burlas del tiempo? ¿La injusticia
del opresor y el ceño del soberbio?
¿Las ansias de un amor menospreciado?
¿La dilación de la justicia?... ¿El tono
e insolente desdén de los validos?
¿Los desaires que el mérito paciente
tiene que devorar... cuando una daga,
siempre a su alcance, libertarle puede
y sacarlo del afán?... ¿Quién sufriría
sobre su cuello el peso que le agobia,
gimiendo y jadeando hora tras hora,
sin ver el fin, a no ser que el recelo
de hallar que no concluye en el sepulcro
la penosa jornada... que aún se extiende
a límites incógnitos, de donde
nadie volvió jamás... confunde al alma
y hace que sufra conocidos males
por no arrojarse a los que no conoce?
Esa voz interior, esa conciencia,
nos hace ser cobardes: ella roba
a la resolución el sonrosado
color nativo, haciéndola que cobre
la enferma palidez del miramiento;
y las empresas de más gloria y lustre,
al encontrarla, tuercen la corriente
y se evaporan en proyectos vanos.
(Hasta
final)
COMENTARIO SEPULTUREROS
GRACIOSO
PRIMERO.- [...] Mirad este cráneo. Este cráneo lleva enterrado como
veintitrés años.
HAMLET.-
¿Y de quién era?
GRACIOSO
PRIMERO.- Pues de un hideputa loco. ¿De quién iba a ser?
HAMLET.-
Pues no sé.
GRACIOSO
PRIMERO.- Caiga la peste sobre este chiflado. Un día me echó por la
cabeza una garrafa de vino del Rin. Este cráneo, era, señor mío,
de Yorick, el bufón del rey.
HAMLET.-
¿Este?
GRACIOSO
PRIMERO.- El mismo.
HAMLET.-
Déjame verlo. ¡Pobre Yorick! Yo lo conocía, Horacio:era un tipo
muy divertido y de enorme fantasía. Más de mil veces me llevó a
sus espaldas... y cuán horrendo aparece ahora en mi imaginación. Se
me revuelve el estómago... Aquí están los labios que besé tantas
veces. ¿Dónde están tus chanzas? ¿Dónde las piruetas y
tonadillas? ¿Dónde las salidas de tono que hacían desternillarse
de risa a todos los comensales? ¿Ni un chiste ahora para burlarte de
tu propia facha? ¡Qué lúgubre pareces! Ve a la alcoba de mi
dama... dile que se ponga afeites... el grueso de un dedo o más,
para acabar al fin de esta guisa. Díselo y que se ría. Os lo ruego,
Horacio, decidme una cosa.
HORACIO.-
¿Qué cosa, mi señor?
HAMLET.-
¿Creéis que Alejandro, bajo tierra, tendría este aspecto?
HORACIO.-
Exactamente ese.
HAMLET.-
¿Y que olería así? ¡Puaf!
HORACIO.-
Exactamente así, mi señor.
HAMLET.-
Miserables son los destinos que nos esperan, Horacio. ¿No podría la
imaginación seguir el rastro de las nobles cenizas de Alejandro,
para al final tenerlo que encontrar haciendo de tapón de un barril?
Ser Shakespeare
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